Translate

lunes, 11 de febrero de 2013

Pausa 97. Aceptar para transformar. Redmindfulness.org

Hace tiempo una buena amiga me recomendó este blog. Es un blog dedicado a trabajar y pensar en el mindfulness. Desde ese día cada lunes extraigo las pausas para trabajarlas cada semana con el grupo de autoayuda que llevo como terapeuta y para mi misma.

Cada semana publican una pausa. Una pausa es un fragmento de tiempo que dedicamos a trabajar un tema en concreto relacionado con la impermanencia de las cosas y las personas, el perfeccionismo, el desapego, la bondad... Podemos practicarla en cualquier momento del día o haciendo cualquier actividad. Sólo es hacer consciente aquello que hemos leído en nuestro día a día.

Empieza con una o dos frases para pensar sobre el tema, continua con una reflexión para pasar a una parte final donde se incita a la práctica de la pausa durante aquella semana.

El tema de hoy me ha sonado muy cotidiano. Es lo que intento conseguir en las primeras sesiones de mi terapia. Es conseguir que la persona que viene a pedirme ayuda acepte donde está, porqué ha llegado al punto en el que se encuentra, en el que ha visto necesario buscar ayuda de un profesional.
La terapias llamadas de "Tercera generación" parten de esta aceptación incondicional del terapeuta hacía el paciente pero también del propio paciente hacia su problemática. Etiquetar no ayuda: "Lo que te pasa es que tienes una depresión severa, o ansiedad generalizada..." Lo que importa es que la persona acepte que ha llegado hasta ahí pero que eso no quiere decir que siempre tenga que seguir ahí. Costará más o menos, volverán momentos difíciles con toda seguridad, pero después de un proceso terapéutico la persona ya no es la misma nunca más. Aprende herramientas y recursos para poner en marcha en futuros momentos complicados para él/ella.

A veces es fácil, otras veces muy difícil porqué tiene que ser la persona la que acepte donde está. El porqué ha llegado hasta aquí vendrá después, pero si sigue luchando contra su estado actual no avanzará sino que empeorará con el paso de los meses...
Empezar y seguir una terapia no es nada fácil porqué a veces removerá o nos escucharemos a nosotros mismos diciendo cosas que no queremos oír pero.... al final, tiene su recompensa....

Aquí os dejo el link para el/la que quiera practicar esta semana la pausa:
http://www.redmindfulness.org/642994


"No podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos. La condena no libera, oprime”. -- Carl G. Jung 

“La aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso hacia la superación de las consecuencias de cualquier desgracia”. -- William James 



domingo, 10 de febrero de 2013

La importancia de tener un hobby

Buscar un hobby siempre me ha resultado complicado. Aunque siempre ha estado ahí nunca me he visto capaz de escribir más de diez página seguidas.
Ser psicóloga me absorbe muchas horas porqué tienes que estar siempre aprendiendo para mejorar cada día en tu profesión. Si no es leyendo es preparando una charla, haciendo un curso.
Pero me he dado un espacio para mi vida personal. Me he apuntado a Yoga y he empezado un curso de escritura que dura sólo dos meses... jejeje.
El otro día tuvimos nuestra primera clase. Aquí está el resultado de veinte minutos de escritura en la sesión....

                                                          SIMETRIA
Rosa y Juan se conocieron hace tiempo. Ella aún llevaba coletas y a él le gustaba salir hasta altas horas de la noche.
Ella se enamoró de su pelo moreno y rizado. No pensó en  nada más. Quería escapar de su casa y Juan  le ofreció la atención que tanto le había negado su padre.
Viven juntos en un piso de Sevilla que habían comprado hacía años, en el barrio de Santa Justa.
No se habían movido de allí. Como su amor que se había quedado estancado en aquel primer día cuando se juraron amor infinito. Ninguno de los dos fue capaz de romper esa promesa aunque sabían que des el primer mes nada había sido parecido a los primeros días llenos de ilusiones y planes.
Ella lo tiene claro aunque no sabe cómo salir de la espiral en la que ha metido. Cuanto más mal la trata, más le quiere y no puede dejarlo.  ¿Qué hará sin mí? No sabe hacer nada. Volverá a caer en el acohol. Ya no bebía pero seguía pegándole. Rosa había querido huir de su padre y había encontrado un cromo repetido. ¿Por qué? Buscaba razones y salidas pero era incapaz de actuar.
Juan hacía tiempo que pensaba en silencio. Nunca le había gustado compartir sus sentimientos. Posiblemente nadie le había enseñado. Ahora que lo pensaba su padre le había hecho tragarse las lágrimas desde bien pequeño. ¿Y no era así cómo se trataba a una mujer? Así era como su padre trataba a su madre y esta le quería y amaba por encima de todo.
El quería que Rosa lo amara así pero hacía unos años que la notaba distante. Él había dejado de beber hacía tiempo, ya, bueno, alguna vez se le había ido la mano, pero es que ella lo provocaba.
Aquella noche Rosa le dice que eso no era amar. Que amar era respetar, ser sincero, escuchar. No parecían palabras suyas. ¿Dónde las había escuchado? Que el amor no eran palabras sino hechos y que sus hechos no demostraban ese amor. Le dijo que se había dado cuenta de que no lo amaba, que no podía seguir con él. ¿Pero cómo se atrevía? Él lo había dejado todo por ella: sus amigos, su familia incluso.
Ella lo había dejado todo por él, al principio empujada por por sus celos. “No quiero que te relaciones con esa, es una fresca.” “ese amigo tuyo sólo quiere aprovecharse de ti”.
Ahora iba todos los lunes a un grupo de apoyo aunque Juan no lo sabía. Quería descubrir porqué aún seguía con él.  Se había engañado creyendo que era por sus hijos pero se había dado cuenta que Ramón empezaba a comportarse como su padre y ahí le había entrado el miedo. Buscó ayuda y la encontró.  Al menos veía más claro el proceso que había estado viviendo todos estos años, podía ponerle un nombre incluso: círculo de la violencia se llama.
Juan sigue  sentado en la cama aguantándose la cabeza con las manos. No cree lo que le ha dicho Rosa aquella mañana antes de irse. Tenía pensado dejarle. Quería empezar a mirar los papeles del divorcio, los acuerdos.
Pero aquello que le dijo antes de salir de la habitación le había calado muy hondo. “Jamás encontrarás a nadie si no haces el esfuerzo de cambiar. Yo ya no puedo volver a amarte. No quiero que ninguna mujer vuelva a pasar por lo mismo.
Coge la tarjeta que Rosa le había dejado encima de la mesita de noche.
¿Quieres dejar de ser un maltratador?
Marcó el número de teléfono que aparecía.
-          Sí. Centro de ayuda al hombre maltratador, dígame…
-          Quiero entender porqué he llegado hasta el punto en el que me encuentro…

Me gustaría que me dierais vuestra opinión, al fin y al cabo... está relacionado con la psicología.