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lunes, 16 de julio de 2012

EL AQUÍ Y EL AHORA

Desde que acabé la carrera hace más de diez años y el máster en psicología clínica he ido descubriendo muchas terapias alternativas a la preestablecida por los cánones universitarios de aquellos años. Pero porqué sean alternativas no quiere decir que sean menos científicas o menos válidas, es más, tienen numerosos estudios científicos que las validan.

Una de esas terapias que he descubierto es el Mindfulness como terapia psicológica y se han abierto en mi mente numerosas ventanas que voy explorando cada día. Cómo hay que predicar con el ejemplo, estoy intentando hacer de mi práctica una rutina diaria que ya empieza a dar sus frutos: estar más en el aquí y en el ahora.
Sin extenderme demasiado diré que el Mindfulness es un tipo de meditación que intenta conectar con una misma y aceptar con amabilidad aquello que pensamos y sentimos, sin juzgarlo. Es el enjuiciamiento de lo que sentimos y pensamos lo que hace que entremos en una rueda de recriminaciones a nosotros mismos que puede llevarnos a un estado de ánimo bajo, a incrementar nuestras rumiaciones y/u obsesiones o a mantener una excesiva atención en nuestras sensaciones corporales.

Es como una higiene mental diaria. Igual que nos limpiamos los dientes cada noche antes de irnos a dormir, deberíamos guardar un momento al cabo del día para conectar con nosotros mismos y resetear nuestra mente.

Es tan sencillo como concentrarnos en nuestra respiración entre 10- 20 minutos al día. Tan sencillo como eso. Pero... ¿Qué pasa si nos centramos en nuestra respiración? Que nuestra mente se llenará de pensamientos, emociones, imágenes o recuerdos que nos impedirán seguir concentrados. ¿Qué podemos hacer en estos momentos entonces? ¿Luchar contra mis pensamientos o emociones? La respuesta es NO. Lo que debemos hacer es aceptarlos etiquetándolos: "Es un pensamientos", "Es una emoción" y dejar que se vayan. Podemos pensar que son como pájaros que vuelan en el cielo, que vienen y se van  para volver a concentrarnos en la respiración. Tantas veces como sea necesario.
Si lo practicamos cada día al final los momentos en los que me puedo concentrar en la respiración serán cada vez más largos que los que aprisionan mi mente con mis pensamientos y mis emociones.
Las personas que practican Yoga o meditación saben muy bien a lo que me refiero.

Si queréis una ayudita os recomiendo el canal de youtube de Yolanda Calvo: "Link mente y cerebro", donde podréis encontrar un vídeo-audio que os guiará en el aprendizaje. Es el que se titula: Conciencia en la respiración.

Espero vuestros comentarios y apreciaciones al respecto.

domingo, 1 de julio de 2012

La verdadera impermanencia de las cosas

Desde hace unos meses he empezado un nuevo camino como psicóloga.
Creo firmemente que cuando deseas realmente una cosa y estás preparada para que eso llegue, llega sin más, sin darte cuenta. Los cambios profundos son así, como tantas otras cosas en la vida, sin darte cuenta. Una noche te acuestas sin trabajo y al día siguiente se te presenta una oportunidad única. Una noche te acuestas con pareja y a la mañana siguiente estás soltera de nuevo. Una noche te acuestas pensando en lo feliz que te sientes contigo misma incluso y a pesar de estar sola y un día aparece alguien especial en tu vida. Una noche te acuestas pensando que no tienes amigos ni personas especiales en tu vida y a la mañana siguiente te das cuenta de que las personas especiales habían estado siempre a tu lado y que aparecen inesperadamente otras que te hacen sentir especial.

Así que, todo lo que nos pasa en esta vida es impredecible y pasa de un segundo al otro. ¿Para qué formarnos estrictos mapas mentales? ¿Para que construir un castillo de arena si sabemos que una mínima brisa lo va desmontar como si nunca hubiera existido nunca?

Los seres humanos somos así: necesitamos crearnos una seguridad ficticia a la real impermanencia de las cosas. ¿Por qué?

En este blog pretendo luchar contra mis propias barreras, ¿Quieres acompañarme en este camino que es también el tuyo?