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viernes, 10 de enero de 2014

Un reloj nunca para... ¿pero realmente cuenta el tiempo?

El sonido del gran reloj biológico es ensordecedor...
-TIC,TAC, TIC, TAC...
Cada vez suena más fuerte y más seguido...
-TICTACTICTACTICTAC...
La gran máquina excavadora va marcha atrás en busca de más letras. La marcha atrás del camión ensordece por un momento el tic tac. Pero en cuanto se dirige de nuevo al reloj con la pala llena el sonido de éste vuelve a ensordecerme.
Mi reloj va por un lado, mi mente por otra.
Las palabras caen sobre el reloj como si de arena pesada se tratara: miedo, vida profesional, estereotipos de género femenino y realidad social del momento.

El conejo del cuento de Alicia sale detrás del árbol y se acerca.
-Nunca será el momento, nunca será el momento...

(...)

En estos últimos días me han abordado numerosos inputs de información que han dejado su huella: bebés estresados: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21802659 y el siguiente debate que se abrió en torno a este artículo: https://www.facebook.com/eva.moscosopsicologa, el porqué de una No revolución: http://gazzettadelapocalipsis.wordpress.com/2014/01/07/por-que-no-estalla-una-revolucion/ ... Todo ello ha estallado en mi mente esta mañana cuando venía en coche a trabajar. 

El reloj biológico femenino.Es algo de lo que siempre se habla. La conocida llamada de la naturaleza que aparece, o no, en algún momento en la vida de una mujer. La era moderna no ayuda a poder escuchar esta llamada, el estrés la bloquea, desviándola a lo largo del tiempo.
Mi compañera Eva decía en el comentario de mi Facebook que el estrés que puede sentir un bebé al separarlo de su madre no debe porqué ser considerado malo sino que es necesario para evolucionar. Esta mañana me debatía entre esa explicación y una más allegada a la naturaleza.

El sistema capitalista, consumista, occidental es una construcción del ser humano y por ende artificial. Vivimos en un mundo creado artificialmente para la supervivencia del sistema no para la supervivencia de la especie. Esto es así y cada vez lo veo más claro, cada vez me da más miedo. 
En este mundo artificial se ha decidido que a los cuatro meses de vida de un bebé, la madre tenga que separarse de él para irse a trabajar. A este sistema se le llama evolucionado. Bajo esta premisa está bien que vayamos trabajando el desapego con nuestros hijos, así lo pasaremos menos mal todos los miembros de la familia. Pero... ¿eso es lo sano? Yo creo que no.
Si a cualquier madre le dijeras que si le dieran una paga vitalicia que entre qué escogería, si el trabajo o el cuidado de su/s hijo/os, la mayoría creo que decidiría que si le pagan por cuidar de su hijo ya no trabajaría tantas horas fuera o buscaría otras maneras de sentirse realizada. ¿O no es así? Esto puede que tire por tierra el modelo feminista de la independencia económica y emocional como punto de partida de la igualdad entre los dos sexos, pero... ¿y si me pagaran lo mismo por mi función de madre? ¿me lo pensaría? Yo creo que la respuesta sería afirmativa. Como si a cualquiera de los humanos nos pagaran sin ir a trabajar, sólo por dedicarnos a pintar en lienzos, escribir novelas o pasear por el paseo marítimo... ¿Alguien hablaría de autorealización en el trabajo? Como bien decía Paco Rubianes, el trabajo es un mal invento y quieren hacernos creer que nos autorealiza. 
Esos mensajes lanzados desde la más tierna infancia hacen mella. Como aquellos de: "mejor malo conocido que bueno por conocer", o el miedo a perder una estabilidad económica y en consecuencia emocional.  Por ello no salimos a la calle a defender nuestros derechos como mujeres, madres, trabajadores o ciudadanos del mundo. Ya todo nos da igual mientras no perdamos la cervecita de los viernes por la noche o "el coche que tengo pensado comprarme cuando salgamos de la crisis"

El estrés sólo es bueno cuando nos pone en movimiento hacia el enfrentamiento o la defensa. Nada más. Era bueno cuando vivíamos en la selva y un ruido nos ponía en alerta.. Si era carne fresca y teníamos hambre estábamos dispuestos a pagar con nuestra vida para saciarla, enfrentándonos a la amenaza. Si no teníamos hambre el estrés se aplacaba huyendo.
¿Es necesario que un bebé recién nacido pase estrés? Eso lo hará más fuerte en el mundo competitivo y consumista en el que vivimos pero... ¿Es sano? ¿ Es sano que sintamos tanta ansiedad que no sepamos como gestionarla hasta el punto de tener crisis de ansiedad? ¿Es sano sentirme siempre en una cuerda floja pensando que todo va a saltar por los aires? ¿Es sano sentirme siempre evaluado por el otro o por mi mismo/a  hasta tal punto que esté siempre en un estado de estrés? ¿Es sano ir corriendo de aquí para allí, sintiendo que siempre llegas tarde y  jamás disfrutando del presente, atormentado por el pasado y ese futuro incierto?
Definitivamente nada de esto es sano y en parte creo que es provocado por la desvinculación del ser humano de su lugar de origen, la naturaleza. Ya se habla de que muchas personas tienen fobia a la naturaleza, por ser desconocida para ellos. El haber evolucionado tiene sus consecuencias positivas, claro está, de las que disfruto cada día. Pero tiene unos costes tan elevados que también nos tiene que hacer recapacitar.

Se suponía que la crisis nos iba a ayudar en esto último.... yo creo que no lo está haciendo....
Aunque la canción de Macaco suene a tópico y típico, posiblemente volver al origen no sea retroceder. Hemos olvidado muchas cosas.